Este día he querido compartir con ustedes unas fotografías de mis cumpleaños y contarles de mis experiencias.

Gracias a la vida y a mi familia que fui una niña afortunada, en el sentido que me querían ver feliz y hacer de mi cumpleaños un día especial. Recuerdo tanto la organización, veo a mi abuela comprando los dulces, escogiendo los regalos sorpresas que se le darían a mis amiguitos, estas bolsitas se repartían después de reventar la piñata y partir el pastel, había una fila para niños y una para niñas.

Siempre las piñatas eran de caricaturas de moda, una para niñas y otra para niños, el palo con el que se pegaba tenía una decoración graciosa y por lo general el primero en pagarle a la piñata era el cumpleañero, en este caso era yo, que siempre salía llorando porque nunca podía recoger tantos dulces como lo hacían los demás niños, siempre había algún niño que le salía golpeado con el palo de la piñata; pero lloraba un poco y a jugar (no habían demandas por salir golpeado jajaja)

No podía faltar la música, era Enrique y Ana, Parchis, los pitufos y Cepillin. Aun, me veo sentada en una silla esperando que los niños empezasen a llegar para comer, jugar y bailar. Por lo general, hacíamos juegos y el ganador se llevaba un premio. Había un juego en particular que era mi favorito: ¡el juego de las sillas! pero también, ¡el de los globos y no podía faltar bailar las canciones de enrique y Ana!

El menú era Coca Cola, horchata, suspiros, sorbetes y unos sándwiches que mi abuela hacia ¡los más deliciosos!

El ir a comprar el pastel era una aventura, siempre me gustaba el caramelo y ver que decoraciones le pondrían, en mi mente de niña era todo como un cuento, una ilusión linda. Ese mismo día íbamos a escoger mi vestido, en muchas ocasiones mi abuelita me los hacía; pero no me importaba si lo compraban o me lo hacían era solo la sensación de esperar que ese día llegase.

Siempre se acostumbraba a que los invitados te daban un regalo y la foto con los regalos, los invitados y el pastel no podía faltar. Nunca ni yo ni mi familia fuimos que nos importo que llevasen regalos. A mí me hacía más ilusión ver a mis amiguitos llegar y jugar, que ver los regalos, siempre mi mami los terminaba abriendo por mí.

En una ocasión me lo celebraron en un McDonals con Ronald McDonals, ese fue uno de los mas lindos ver a es payazo era como mágico.

Pero a la hora de partir el pastel yo siempre lloraba con tristeza me sentía nostálgica, si les confieso hasta este día no he logrado descubrir que me pasaba; porque esa sensación, no sé si era porque no estaba con mi papa o había algo que de niña me afectaba.

Ahora y cada día de mi cumpleaños no dejo de sentir esa nostalgia, aunque así lo celebre y me gusta mucho celebrarlo, ya que creo que el día que llegamos a este mundo es un día único y de igual forma no vamos a volver a tener la misma edad jamás.

Pero si les puedo decir que fui una niña feliz y gracias a mi familia por haber hecho de esa etapa de mi vida mágica.

Espero que los padres que leen este articulo se tomen el tiempo de consentir a sus niños y hacerlos felices porque la infancia determina mucho el futuro de un ser humano. No se trata de gastar mucho es de hacerle a sus niños ese día único ya sea con un te amo, un abrazo un beso o simplemente decir con amor Feliz cumpleaños.

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